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Actualidad Noticias | El mal uso de los antibióticos, un problema de salud de alcance mundial

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El 18 de noviembre es el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, una iniciativa anual que busca sensibilizar sobre la amenaza que la resistencia a los antibióticos supone para la salud pública y, así, fomentar que se usen con cuidado.

El experto y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y autor de Las grandes epidemias modernas, Salvador Macip, apunta que el uso de antibióticos está mejorando en comparación con los últimos años, pero advierte que «aún hay abusos en algunos países y sectores». En particular, cita el caso de los animales de granja y opina que el uso de los antibióticos debe restringirse «solo a los casos en los que sean necesarios».

En España, las cifras muestran la mejora que apuntaba Macip. Los datos de 2019 analizados en el marco del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) del Gobierno español confirman la tendencia decreciente de los últimos años en la tasa de consumo de antibióticos en salud humana (-5,4 %) y en las ventas de antibióticos veterinarios (-13,6 %). El consumo de antibióticos en salud humana bajó un 11,8 % entre 2015 y 2019 y las ventas totales de antibióticos de uso veterinario se redujeron un 58,8 % entre 2014 y 2019.

Motivos para un consumo responsable

Para mantener el descenso es importante divulgar los motivos que invitan a apostar por un consumo responsable. Macip explica que «la consecuencia principal de abusar de los antibióticos o usarlos mal es que acelera la aparición de resistencias». El investigador añade que «las bacterias evolucionan constantemente y es normal que terminen adquiriendo resistencias a cierto número de antibióticos».

El profesor de la UOC recuerda que «el mal uso que se ha hecho de los antibióticos ha provocado que las resistencias aparezcan antes e incluso que haya bacterias que son resistentes a prácticamente todos los antibióticos». De manera simultánea, se ha producido «una reducción en la inversión que las farmacéuticas hacen para desarrollar nuevos antibióticos, y por eso se ha ido limitando mucho nuestro arsenal».

A lo largo de la historia, el consumo de los antibióticos ha variado. Macip recuerda que durante mucho tiempo se podían adquirir directamente en las farmacias sin receta: «Esto hacía que la gente tomara antibióticos para tratar enfermedades que no los requerían, como un resfriado». El hecho de que ahora se tenga que pasar por un médico ha reducido el problema, «pero todavía hay médicos que recetan antibióticos cuando no hace falta», advierte el profesor de la UOC. Aparte de este factor, hay otro: el hecho de que muchos pacientes «no siguen el tratamiento completo, y esto también favorece las resistencias». Además, Macip apunta que la ganadería abusa de los antibióticos desde hace muchos años, no para tratar enfermedades de los animales de granja, sino para prevenirlas y hacer que engorden más.

Resolver la contradicción

Muchas personas desconocen qué puede generar un abuso de antibióticos. En este sentido, Macip piensa que hay que trabajar en diversos ámbitos. Por un lado, «hay que hacer entender a la gente que los antibióticos solo funcionan contra cierto tipo de enfermedades y si se emplean bien». Por el otro, «hay que insistir a los médicos en que solo los receten cuando sea necesario y que traten de dar el antibiótico más adecuado, no siempre el más potente por defecto». El investigador también opina que «hay que legislar mejor el uso de antibióticos en la ganadería», ya que puede afectar también a la salud de las personas de diferentes lugares del mundo, y esto se ha convertido en uno de los problemas urgentes de salud planetaria a los que debemos hacer frente.

«El problema es que no hay muchas alternativas y los antibióticos funcionan muy bien porque nos han permitido controlar un gran número de enfermedades infecciosas», apunta Macip. «Han evitado millones de muertes y así han contribuido de manera esencial a alargar nuestra esperanza de vida desde mediados del siglo XX», subraya el experto, pero también advierte sobre los inconvenientes que pueden surgir si dejan de funcionar.

Bacteriófagos, la alternativa

Esta evolución favorable, sin embargo, no debe hacer perder de vista que «la aparición de resistencias es un problema importante», afirma Macip. El investigador apunta que actualmente se buscan alternativas, como podrían ser los bacteriófagos (virus que matan bacterias), pero todavía están en fases preliminares; «por lo tanto, es importante seguir invirtiendo en desarrollar nuevos antibióticos y cuidar los que ya tenemos».

La resistencia a los antibióticos es una cuestión que sigue muy de cerca la Organización Mundial de la Salud (OMS). La entidad advierte que esta resistencia se acelera con el uso indebido y abusivo de estos fármacos, pero también señala las deficiencias de la prevención y el control de las infecciones. La OMS cree que se pueden adoptar medidas en todos los ámbitos de la sociedad para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación. El organismo ha advertido que, aunque hay algunos antibióticos nuevos en fase de desarrollo, no se prevé que ninguno de ellos sea eficaz contra las formas más peligrosas de algunas bacterias resistentes.

El problema es de alcance mundial, por la facilidad y la frecuencia con la que se desplazan las personas —si bien la COVID-19 ha supuesto un freno en la movilidad de la gente—, y la OMS ha apelado a los esfuerzos por parte de todos los países y de diversos sectores para evitar que el problema se agrave.

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Halley
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