Luis González destacó el acierto de la organización de abordar lo que une a ambas profesiones, “que no es otra cosa que mejorar juntos la atención que reciben los ciudadanos desde nuestras respectivas competencias profesionales”.
La colaboración interprofesional debe ser un objetivo de la práctica profesional que demanda la sanidad y la sociedad españolas. “Está en nuestra mano, en la mano de médicos, enfermeros, farmacéuticos y el resto de profesionales sanitarios, ponernos de acuerdo para ser más eficaces y más eficientes en nuestros respectivos cometidos”, apuntó el presidente del Colegio.
Luis González recordó el valor que ofrece la red de oficinas de farmacia al garantizar la cobertura de casi el cien por cien del territorio y ser “una de las principales puertas de entrada al Sistema Nacional de Salud”. “El papel del farmacéutico, y en especial el del farmacéutico rural, hay que reivindicarlo y potenciarlo, sobre todo, en las áreas que cuentan con una población más envejecida”, reclamó.
Además de la contribución que realiza el farmacéutico en el seguimiento farmacoterapéutico, la revisión de la medicación o la mejora de la adherencia a los tratamientos de pacientes crónicos, los farmacéuticos “estamos en la mejor posición para promover también la prevención y colaborar con el resto de profesionales en el cribado de enfermedades, en campañas de vacunación o en la atención farmacéutica a domicilio de personas, mayores y dependientes en su mayoría, que no pueden acudir a su farmacia”.
Las experiencias de actuación profesional conjunta desplegadas en distintos ámbitos asistenciales que se pusieron de manifiesto durante el Congreso revelan, a juicio de Luis González, “la clara voluntad de colaborar juntos al servicio de la salud de los ciudadanos”.
Uno de los retos planteados es la necesidad de fijar protocolos de trabajo que “nos sirvan para mejorar la comunicación y buscar las mejores alternativas de tratamiento, respetando obviamente nuestras atribuciones”, añadió para precisar que estas competencias “nunca se pueden entender como excluyentes, porque su ejercicio efectivo requiere siempre de la participación de otros muchos profesionales”.
En este sentido, también subrayó que “no pueden existir reparos para que un profesional como el farmacéutico participe dentro de un equipo de cuidados sociosanitarios en la atención farmacéutica a domicilio de personas mayores que así nos lo pidan”.
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