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Fármacos que produzcan fotosensibilidad hay muchos, podemos destacar sulfonamidas, tetraciclinas, fenotiazinas, AINES, diuréticos, loratadina, ebastina, fluoroquinolonas como los que la originan con más frecuencia. Saber si un medicamento es el causante suele ser difícil de confirmar debido a que los signos externos son diversos dependiendo de la persona, de ahí la confusión con quemaduras solares.

Existen dos tipos de reacciones de fotosensibilidad, la gran mayoría son reacciones de fototoxicidad, y sólo una pequeña parte (5%) son reacciones de fotoalergia. Las lesiones que se originan pueden variar desde foto-onicolisis y pigmentaciones anormales hasta pseudo-porfirias o pseudo-líquen plano, dermatitis eccematosas intensamente pruriginosas o grandes quemaduras tras exposiciones mínimas al sol.
La reacción fototóxica es la que produce un daño celular directo de naturaleza no inmunológica causada por medicamentos y sustancias químicas. Es más frecuente que se produzca por la administración sistémica de medicamentos, aunque también puede ocurrir con tratamientos tópicos. La reacción depende de la dosis del fotosensibilizante y de la intensidad de radiación aplicada.
La reacción fototóxica se desencadena cuando el fármaco depositado en las estructuras cutáneas absorbe la energía lumínica de los rayos UVA en forma de fotones y libera esta energía dañando las estructuras cutáneas actuando sobre el ADN y/o las membranas celulares.

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Las manifestaciones clínicas habituales consisten en un eritema que se asemeja a una quemadura solar exagerada, pudiendo producirse además hiperpigmentación, edema, vesículas y ampollas en las zonas de la piel expuestas al sol. La reacción suele revertir de 2 a 7 días después de suspender la toma del fármaco.
Para el tratamiento hay que saber que las erupciones fototóxicas suelen aparecer cuando los tratamientos son a dosis elevadas o tras periodos largos de tiempo (dependen de la dosis de la radiación y del fotosensibilizante) y que los antihistamínicos y los corticoides tópicos y orales han sido utilizados para tratar estas lesiones.
La fotoalergia se distingue de la fototoxicidad porque es una reacción mediada por el sistema inmunitario que requiere una exposición previa al agente fotosensibilizante; el ketoprofeno es el fármaco que con mayor frecuencia se ha asociado a esta patología, así como también diuréticos, fluoroquinolonas, cloroquina y la carbamazepina.
Conviene tener en cuenta que los conservantes, fragancias y colorantes de los excipientes también pueden comportarse como fotosensibilizantes químicos.

Al margen de fotosensibilidad inducida por fármacos, de las nefastas consecuencias de exposiciones prolongadas al sol- todo está dicho ya en este tema- nos encontramos con el uso de antihistamínicos y corticoides tópicos como tratamiento de otro clásico problema veraniego como son las picaduras de insectos. Tanto unos como otros pueden provocar fotosensibilidad y si a eso le sumamos el seguir tomando el sol, el problema puede multiplicarse.

Consejos que nunca está de más recordar son informarse bien de la posible fotosensibilidad del fármaco que se está tomando, no abusar de los corticoides tópicos y decantarse por los de baja potencia como la hidrocortisona, no usar vendajes en la zona tratada ya que favorecen el paso al torrente sanguineo, no usar más de la dosis prescrita y mucho ojo con el uso en niños sin el conocimiento del pediatra. Por supuesto a todo lo anterior hay que sumarle algo tan obvio como dejar de tomar el sol y protegerse adecuadamente con ropa y filtros solares. Puro sentido común que parece esfumarse cuando uno está de vacaciones.

No está de más recordar ahora la espiral de abuso de antibióticos de hace poco tiempo y que hubo que parar en seco porque se estaba llegando a límites peligrosos; apoyamos medidas como la tomada por la AEMPS que  exige ahora que los antibióticos incluyan la siguiente frase: “Los antibióticos se usan para tratar infecciones bacterianas y no sirven para tratar infecciones víricas como la gripe o el catarro. Es importante que siga las instrucciones relativas a su dosis, el intervalo de administración y la duración del tratamiento indicado por su médico”. Apoyamos la medida aunque echamos en falta la presencia del farmacéutico en la frase, todo sea dicho.

Con los corticoides, los fármacos fotosensibilizantes  y el sol vamos por el mismo camino. Esperamos que no haya que llegar a esos extremos de abuso para concienciar a la población. Y eso es, ahora mismo, tarea nuestra que debemos recordar sistemáticamente en las oficinas de farmacia. •

Elena Fernández

Directora de Laboratorios Efer

info@efer.es

 

Martín Muñoz

Presidente de la Asociación Española de Farmacéuticos Formulistas (AEFF)

presidente@aeff.es

 

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