En honor a la verdad y a él mismo, yo que no sé bien si, a día de hoy, soy de su familia, quiero decir que su muerte ha sido lo mas triste que me ha pasado en los 42 años que hace que le conocí en la puerta de la Facultad de Farmacia.
Desde entonces al 17 de mayo, sé cada paso o circunstancia de su vida, lo malo que ha podido hacer, lo que ha perdido a cambio de nada y lo bueno que ha prevalecido por encima de todo lo anterior.
Deja tres hijos maravillosos que le quieren por encima de todo y que son su familia desde siempre, sin ningún lugar a dudas, pues, yo, su madre, he escogido de la vida algo muy distinto a lo que eligió él. A cambio, sigo aquí, aunque no sea más que para ayudar a entender a los «niños», lo que es casi imposible que entiendan.
De verdad, gracias a todos, a su padre, sus hermanos, sobrinos primos (vino medio Dos Torres al entierro).Los amigos no los nombro, son demasiados. Abuelo: enterrar un hijo lo peor por lo que puedes tener que pasar, tener que aceptar que siguiera un camino que no entiendes, también debió ser difícil.
Gracias, no sé si por él, pero si por Fernando, Emilio y Piluca que no van a olvidar nunca que tuvieron un padre muy querido que les llevaba al Bernabeu, incluso a Paris a ver ganar a su Madrid una de las Copas de Europa de las que tienen los «merengues» y que no han ganado, en igual número, los «culés (de momento). En cuanto encontraba ocasión los llevaba a comer a los mejores sitios, tomar coca-colas, todas y al ir haciéndose mayores, con Fernando, disfrutaba del flamenco y de los toros. Lo que no superaba Fernando y, a lo mejor, ahora entiende aunque no sea más que un poco mejor, es que no le llevara siempre a ese tendido de enfrente o lo más triste, que por fin este año veraneaba con él y conocer las playas dónde veranea un buen amigo.
De tí, Emilio, estaba orgulloso ¡famateútico!, así lo decías desde bien pequeño, y lo eres contra todo pronóstico, incluida yo. Bueno, la niña: una Maria Pilar, habría que sacar el babero y poner otro encima, para el yerno. Se quedó con la pena de que le llamaran abuelo, pero hay cosa que no llegan y por algo será. El otro Fernando, el hijo de Mamen, es el cuarto niño que adoptó como nuestro. Fue a su boda estando regular y lo pasó fenómenal 4º Fernando lo verá desde arriba con todos los que por ahí andan: Pablo, Barbara, Jose Carlos y los titos, mis primos, son todos a los que les sigue pareciendo imposible que no esté.
No lo entendemos nadie, ni siquiera en el hospital. Agracemos todo lo que han hecho por él. Gracias, Dr. Calleja, Dr. Blesa, toda la Uvi Medica y todo el servicio de Farmacia que me ayudaron de verdad. Emilio, quería vivir y como DEBÍA, cuando se le había acabado el tiempo.
Desde el cielo, yo si estoy segura dónde está, nos va a ayudar, que falta nos hace. Allí sí que tiene buen MEDIADOR y buenas compañías.•
Pilar Navarro
Farmacéutica. Madrid
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