Sin embargo la realidad es que se cierran pocas farmacias excepto en casos de evidente despoblación, mientras que las que han entrado en concurso de acreedores – la antigua suspensión de pagos – son farmacias con un alto nivel de endeudamiento o con una gestión económica inapropiada, y que en la mayor parte de los casos, sobrevivirán en manos de otro propietario capaz de gestionarlas adecuadamente.
Las soluciones que se vienen proponiendo a este problema parten de premisas erróneas, como aceptar la irreversibilidad de las medidas económicas, manteniéndolas, aunque sometidas a una actualización anual; buscar subvenciones para aquellas farmacias que se califiquen como imprescindibles; o la conversión en botiquines, cuando el rendimiento que producen ya no alcance un mínimo vital. Este creo que no es el camino, sino acabar con el injusto sistema de deducciones, mantener el margen en la cuantía que se estime necesaria para la calidad del servicio y hacer valer la competencia y el mercado para que se produzca una selección más natural de las farmacias, ya que ahora el mayor riesgo es el que va imponiendo la legislación, que es lo que se conoce vulgarmente como «riesgo regulatorio».
El informe del Consejo General puesto al día a finales del año 2010 indica, que hasta el primer tramo de descuentos se encuentran 7.579 farmacias que hasta hace poco no experimentaban otras pérdidas que en los medicamentos de margen fijo, mientras ahora también se ven afectadas por la deducción del 7,5% establecida en el Real Decreto Ley 8/2010, por lo que la reducción de beneficio neto llega en ellas al 40,61%. Son tan escasos los beneficios de estas farmacias que, por ejemplo, los gastos en que incurren para mantener la receta electrónica se llevan una buena parte del margen y del sustento del farmacéutico.
El informe indica que para la selección de estas farmacias se han tenido en cuenta tres criterios: no alcanzar la cantidad a partir de la cual se establecen las deducciones económicas fijadas por el RDL 5/2000, actualmente 37.500 € mensuales; sobre el grupo resultante de farmacias, se han seleccionado aquellas que tuvieran uno o ningún empleado y, sobre los criterios anteriores, se ha estimado su rendimiento neto. En estas farmacias, se ha deducido del volumen de dispensación, el coste de adquisición de los medicamentos y de la cantidad resultante, se ha deducido los gastos necesarios para el funcionamiento, incluida la remuneración que le corresponde al farmacéutico titular, según el importe establecido para un farmacéutico adjunto por convenio colectivo, y así se ha llegado a las 3.179 farmacias que estima el informe en situación muy comprometida.
El planteamiento principal del informe es la actualización anual de las escalas de deducción, una cuestión que no dejó resuelta el Real Decreto 823/2008, como se ha demostrado ampliamente desde su publicación. Este decreto proponía una actualización anual de las escalas por el PIB, el IPC y la evolución del mercado farmacéutico, por lo que si se aplicase ahora aumentarían las deducciones, ya que habría que bajar las escalas.
Otra de las medidas que propone, absolutamente rechazable desde mi punto de vista, es el establecimiento de subvenciones, una cuestión que tiene en contra toda la normativa de la Unión Europea. Y fuera ya del informe se ha apuntado la posibilidad de convertir determinadas farmacias en botiquines.
Sin embargo, el abordaje de la viabilidad de las farmacias tiene que pasar necesariamente por la eliminación de los descuentos y un refuerzo de las libertades del farmacéutico, aunque haya que sacrificar por una vez, y para siempre, algunos puntos del margen. Las deducciones son un elemento anómalo en el sector farmacéutico que tiene que acabar, aunque haya que perder margen. La selección de las farmacias tiene que venir del propio mercado, y como casi siempre, las farmacias no se cierran más que por despoblación; el resto de las farmacias con problemas cambiará de manos, ya sea para someterse a una mejor gestión, o bien para buscar una mejor ubicación por traslado.
Lo que no se puede admitir es que las farmacias sean el único sector que, sin protestas, se preste a colaborar con la Administración con su dinero, con todo su saber profesional, y con un excelente servicio a los ciudadanos. •
Enrique Granda
Doctor en Farmacia
Lecturas recomendadas
Y un año más me pregunto, ¿Quién tiene la culpa de esta situación?, seguramente un modelo que condeno a muchos comp…
Desde la trinchera del mostrador: Por favor, respete los medicamentos
–“Es que mi niña no sabe tragar, démelo en sobres aunque sepan mal”. –“Señora, que su niña tiene diecin…
Comparte esta entrada: